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jueves, 15 de noviembre de 2012

Noche, noche... noche


Los sueños pueden definir nuestra existencia, creo que es necesario entender la importancia de la noche. Es esencial saber lo que ronda en nuestras mentes cuando el sol huye de las tinieblas, cuando la luna es nuestra guía y nos persigue al caminar. La noche atrae a los monstruos, libera las depravaciones y conjura la agonía.

Quizá una noche te sientas diferente, capaz de todo. Quizá dejes salir toda la crueldad que existe en tu interior. Darás rienda suelta a tus fantasías y harás añicos la poca cordura que le queda al mundo asqueroso que te rodea. Serás libre, pero libre de verdad. Harás lo que se te antoje, disfrutarás de cada placer que se ofrece en la vida callejera. Te burlarás de aquellos que no se atreven a atreverse. Todo cambiará esa noche, quizá.

O, tal vez, será una de esas noches en las que le temerás a la vida misma. Recordarás aquello que asegurabas haber olvidado. Temblarás con cada sonido, los reales y los de tu mente. Llorarás y sufrirás por todo lo que te ha pasado, por todo lo que te hicieron, por todo lo que causaste. El tiempo no tendrá piedad de tu miseria, se detendrá y será la noche más larga de tu vida. No podrás dormir, no podrás apaciguar los llantos de tu padecimiento, es más… el poco sueño que tendrás será horrible, revivirás las pesadillas más oscuras de tu alma, más oscuras que la noche, y despertarás en medio de un grito de horror y lágrimas de tortura. Rogarás que la luna se vaya y que el dios sol tenga misericordia de ti. Nada cambiará esa noche, y deberás soportarlo.


Lo que sea por dormir bien en las noches, lo que sea.